?>

El Enojo: Enemigo Interno

“Esta persona me hace enojar” es una expresión muy común; la emoción del enojo surge según nosotros cuando algo o alguien nos altera.

Esta alteración de nuestro estado “no enojado” o tranquilo a “enojado” me atrevo a decir que es imperceptible. Por supuesto sabemos cuando nos enojamos, que estamos enojados o enojadísimos, pero cuando eso sucede ya pasamos el punto de transición de tranquilo a enojado. La energía del enojo es tan fuerte que cuando nos sucede no nos damos cuenta, es como un shock del que ganamos conciencia una vez que ya estamos metidos en el enojo y en los casos más graves ni siquiera en ese momento sino hasta después de que ha pasado.

 

Las causas de esa alteración pueden ser múltiples: algo no salió como queríamos, alguien no siguió nuestras instrucciones, hizo o dijo algo que nos disgusta, no cumplió alguna fecha de entrega o promesa, o simplemente fallo en su desempeño.

No vamos a analizar aquí si la persona o suceso causante está mal o no, lo cual puede ser muy subjetivo; pero sí nos vamos a enfocar a la reacción del enojo, analizar sus desventajas y comentar algunos tips que nos permiten modificarla en nuestro beneficio.

 

Al surgir el enojo hay una cadena de eventos: el suceso mismo, nuestra percepción del mismo, lo que pensamos al respecto y finalmente el sentimiento del enojo. Pero estos se suceden tan rápido que solo percibimos algo que esta mal, y luego nuestro sentimiento que puede ir desde  una molestia leve hasta una energía explosiva que nos hace gritar, enrojecernos y hasta agredir físicamente a alguien con ademanes fuertes o de plano con golpes.

 

Como será de fuerte esto y en que grado toma el control de nosotros que no es raro escuchar a alguien referirse a su último ataque de ira con frases como: “no era yo…”, “estaba fuera de mí…”, “me desconozco…” o “salí de mis casillas…”

 

Reflexionemos por un instante en lo que buscamos con el enojo. Una primera pregunta seria, ¿el enojo me hace feliz?, y aunque la respuesta obvia sería que no nos hace felices, tenemos que reflexionarlo porque si seguimos enojándonos algún placer aunque sea temporal obtenemos. El enojo surge a veces de una sensación de miedo y da una sensación de poder, la cual nos permite superar el miedo.

 

Quizás el enojo nos da el placer de poder, de estar en control de las personas, porque el más enojado y gritón en una situación puede sentir que es el que subyuga al otro y por lo tanto es más poderoso; y el poder siempre ha mantenido su atractivo entre nosotros. Pero tenemos que reconocer que el enojo nos da varios estados perturbadores que es imposible coexistan con la felicidad verdadera.

 

En el fondo de la situación, hay una necesidad imperiosa de comunicación, si algo no salió como queríamos es porque no fuimos claros, o alguien ignoró nuestros deseos y expectativas por lo que con el enojo tenemos la ilusión de establecer una comunicación mucho mas contundente. Al final de una buena pelea decimos: “¡le dije sus verdades!”, “¡lo puse en su lugar!”, y otras expresiones que nos confirman que el enojo nos permitió dar un mensaje mas firme.

 

Sin embargo si analizamos que es lo que pasa durante el enojo, irónicamente la comunicación se deteriora, una persona presa del enojo puede alterarse tanto que sus frases y gritos son completamente desarticulados y no logra expresarse bien y para acabar de convertir el suceso en un total fracaso comunicativo, el receptor se espanta, se cierra y básicamente NO esta escuchando, porque su mente esta concentrada en una o varias de las siguientes opciones: pensar sus argumentos para defenderse y contraatacar, pensar como puede arreglar la situación, o simplemente observar el tremendo show que la otra parte esta haciendo, pero en ninguno de estos casos es un buen escucha.

 

Una necesidad de comunicación implica una necesidad de acercamiento. Curiosamente entre mas cercanos somos a la persona que “provocó” el enojo, mas libertad nos damos para gritarle, insultarle y herirle como parte del proceso provocando lo contrario un alejamiento; es un misterio porque podemos maltratar más a los que más amamos y controlar un poco y mantener el respeto con los que no amamos tanto.

 

¿Como podemos detectar un enojo, aminorar sus efectos y trabajar poco a poco en deshacernos de esta emoción que a todas luces no cumple con nuestro propósito?

 

El primer consejo es comprender la secuencia de sucesos que tiene que darse para generar nuestro enojo, el sentimiento de coraje viene de un pensamiento y este a su vez de la percepción que tenemos de un suceso o persona; cuando sintamos que nos empieza a invadir esta emoción, hagamos un habito el reflexionar ¿que estoy pensando que causa esta emoción? y ¿que percibí como negativo para mí que provoco este pensamiento?, ¿Cuál fue el ataque, frustración o decepción?, ¿voy a corregir algo de el con esta furia y todos sus comportamientos relacionados? O me voy a alejar del  objetivo de comunicar más claramente porque las cosas no están bien para mí.

 

Al darnos cuenta del enojo es útil pensar ¿qué quiero comunicar? Para que esto nos ayude a calmarnos o a buscar un mejor momento. Podemos también imaginar que somos una estrella de cine constantemente bajo el lente de una cámara o por trabajo o porque los paparazis no nos dejan en paz y pensar ¿cómo nos sentiremos al ver más tarde un video filmado de nuestro enojo?, en el que por supuesto tendremos las facciones alteradas, la cara roja, estaremos manoteando y nuestros gritos serán verdaderamente intimidantes. ¿Será ese videoclip motivo de orgullo?, ¿nos sentiremos bien al ver esas escenas?, o por el contrario será algo vergonzoso y aterrador en el que confirmaremos la frase “me desconozco, no era yo mismo en ese momento…”

 

Estas frases solo nos confirman que la energía del enojo tiene una potencia tal que toma totalmente el control, nuestro ser esencial queda desplazado y no somos dueños de nosotros mismos, hacemos y decimos cosas que no queremos hacer y decir realmente si fuéramos dueños de la situación.

 

¿Cómo lo resolvemos?, ¿Cómo nos deshacemos de toda esta bola de gente, o de estas situaciones que nos atacan y nos hacen perder el control? Bueno, tomar ese camino seria una tarea infructuosa, nunca terminaríamos de eliminar a aquellas personas o a aquellas situaciones que nos resultan molestas, frustrantes o decepcionantes, por ahí no esta la solución.

Pero si hay una manera de trabajar en atacar el enojo y es primero entender que es un enemigo interno, no externo; el verdadero enemigo no son las situaciones o personas que nos resultan molestas o que consideramos no cumplieron nuestras expectativas, estas personas no son intrínsecamente negativas, prueba de ello que en algún otro momento o circunstancia nos pudieron haber parecido agradables o neutras.

 

La raíz de la molestia y la frustración por lo tanto del enojo es lo que nosotros pensamos al respecto, el enemigo no es el de afuera, es el pensamiento que genera esa emoción y el pensamiento esta dentro de nuestra mente, debería surgir de nosotros y deberíamos ser dueños de nuestros pensamientos pero si no cultivamos la paciencia ellos tomaran el control.

 

Así que la próxima vez que te acerques al enojo toma una respiración profunda y pregúntate: ¿mi reacción me permite comunicar mejor lo que quiero a esta persona?, ¿me acerca a ella?, ¿contribuye a cambiar la situación?, ¿mi video mostrara una persona ecuánime y paciente o a un energúmeno?, ¿voy a permitir que algo o alguien que no soy yo tome el control? Tal vez si lo practicas te sorprendas con los resultados.

 

 

Coach Ejecutivo, conferencista, escritor, empoderando individuos y organizaciones a transformarse obteniendo los resultados que quieren más rápido y mejor.

Guillermo Mendoza gmendoza@conegte.com

Houston (832)334-3583 México (55)8421-4647

Share this:
Share this page via Email Share this page via Stumble Upon Share this page via Digg this Share this page via Facebook Share this page via Twitter

Speak Your Mind

*